Es un jabón, tradicional a vace de acites, vegetales fabricados en una zona de Francia, específicamente en Marsella, estando registrada su venta por primera vez en el año de 1370, en 1688 Luis XIV mediante el adicto de colbert introdujo regulaciones para limitar el uso del nombre de Savon de Maseille a los jabones fabricados en el área de Marsella, a partir sólo de aceite de oliva. Hoy en día esta ley sigue en pie aunque la normativa permite hoy en día que se utilicen otros vegetales.
Crescas Davin, el primer jabonero de
Marsella, aparece en los registros de manera oficial en 1371. No obstante, en
el siglo XVI y XVII es cuando realmente la industria del jabón empieza a tener
presencia en Provenza.
Los jaboneros encuentran en estas tierras todos los ingredientes necesarios
para fabricar su producto: la sosa, en la Camarga, y las olivas, en gran parte
de la región gracias a la producción de aceite.
A mediados del siglo XVII Marsella fabricaba ya unas 20.000 toneladas de jabón
entre las siete fábricas con las que contaba la zona. Colbert, para proteger la
fabricación del producto, decide fijar sus características en un edicto. La
normativización de la fabricación del jabón de Marsella garantiza su calidad y
que los jaboneros de la ciudad adquieran renombre.
A finales del siglo XVIII las siete
fábricas del siglo anterior se convierten en cuarenta y alcanzan a ser unas
sesenta a principios del siglo XIX. Los sistemas de fabricación se perfeccionan
con el paso del tiempo gracias a la mecanización y con ésta se consigue una
producción de 180.000 toneladas de jabón. Así, Marsella se convierte en la
primera ciudad productora de toda Francia con 108 jabonerías, 14 de ellas en
Salon-de-Provence.
Tras el estallido de la segunda
guerra mundial, los jabones más económicos proceden de París e Inglaterra y se
prefieren a los de Marsella.
A pesar de que el interés por los
beneficios de este producto va en aumento, hoy en día sólo quedan 4 jabonerías
repartidas en dos ciudades (Marsella y Salon-de-Marsella).
Las características del jabón de Marsella:
Para identificar el auténtico jabón
de Marsella, hay que reconocer sus rasgos:
Existen dos tipos de jabón: uno verde y otro blanco. El jabón verde se produce
con aceite de oliva, al que se añade aceite de copra y de palma. ¿En qué se
diferencia del jabón blanco? En que este último en lugar de aceite de oliva
contiene aceite de cacahuete. El jabón extra puro contiene un 72 % de estos
aceites, todos ellos 100 % naturales. Ambos tipos son considerados jabones
naturales por no contener colorantes ni coadyuvantes sintéticos.
La fabricación del jabón de Marsella también es muy precisa. Se realiza en un
caldero, mezclando la sosa y los aceites.
El proceso que sigue a la mezcla
consiste en fabricar la pasta, espinarla (extraerle los residuos), cocerla,
alargarla, colarla y secarla. Finalmente, se corta y se estampa.
El reconocido jabón se estampa por
las seis caras, así en todas ellas puede leerse «72 % de aceite», el nombre y
la marca de la jabonería que lo ha elaborado.
Suele venderse en cubos de 600
gramos, pero lo podemos encontrar en otros formatos: jaboncillos, jabón
líquido, etc., y con diferentes perfumes: tila, lavanda, madreselva, muguete,
anís, limón, etc.
El interés por el jabón crece gracias
a sus propiedades naturales y lo aprecian sobre todo aquellas personas que
prestan especial atención a los componentes de sus productos de belleza y al
impacto que estos tienen en el medioambiente.
Beneficios dermatológicos del jabón de Marsella:
Como el jabón negro, los usos
domésticos del jabón de Marsella son ampliamente conocidos. Ahora bien, también
lo son sus propiedades dermatológicas y ecológicas.
-Es un producto ecológico: natural y
biodegradable, no contamina el medioambiente como otros productos de ducha o
jabones fabricados de manera industrial.
-Es suave y no irrita la piel, como
los jabones industriales.
-Es hipoalergénico, desinfecta y cura
las heridas.
-Lo suelen recetar los dermatólogos
en casos de eczema.
-Se utiliza para exfoliar la piel en
el hammam y dejarla satinada.
-Se puede emplear como dentífrico
para curar las encías.
-Lavar la ropa de los más pequeños
con este jabón reduce el riesgo de irritaciones y alergias.
-No contiene alérgenos, colorantes ni
adyuvantes de síntesis, por eso es perfecto para las personas alérgicas y los bebés.
-Está indicado para los hombres, pues la espuma del jabón puede utilizarse para
el afeitado.
En Provenza dicen que colocando jabón de Marsella (entero o a trozos) a los
pies de la cama se previenen resfriados y calambres.
Además, se trata de un jabón que se
puede utilizar a diario, es más económico que el tradicional y dura casi el
doble de tiempo.
¿Dónde encontrarlo?
La verdad es que no existe una
denominación controlada para este tipo de jabón. Por eso puede que encontremos
muchos que pretendan serlo pero que, en realidad, no lleven los componentes
naturales, no cuenten con sus rasgos ecológicos y que provengan de China,
Turquía, etc. Estos son productos industriales que contienen aditivos
(colorantes y perfume), al contrario que el producto artesano, y secan la piel.
Ahora bien, se puede comprar
auténtico jabón de Marsella en jabonerías que lo siguen produciendo de manera
tradicional, en calderas: Le Sérail, Le fer à cheval, Marius Fabre y Rampal
Latour, todas ellas con página web y en las que la pastilla de 600 gramos
cuesta menos de 10 € y la de 300 gramos, menos de 5 €.
El jabón de Marsella respeta la
normativa de las etiquetas biológicas Ecocert y Cosmebio, no contiene OGM,
conservantes químicos, colorantes ni perfumes de síntesis. Y tampoco se testa
en animales.
Bueno esto es todo, se despide de ti, tu querido amigo Carlos Pineda.
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